El charas es una de las formas más antiguas y artesanales de concentrado cannábico. Originario de India y Nepal, se elabora a mano y mantiene una fuerte carga cultural. En esta nota te contamos qué es, cómo se hace y por qué sigue siendo una joya dentro de la cultura cannábica. 🌳
En el amplio mundo de las extracciones y concentrados cannábicos, existen técnicas modernas con solventes, prensados sofisticados y laboratorios que buscan pureza y potencia. Pero entre tanta tecnología, una práctica ancestral sigue viva y fascinando a cultivadorxs y curiosxs por igual: el charas.
El charas no es hash —aunque a veces se lo confunde—. Es una resina cannábica que se elabora frotando flores frescas con las manos, sin prensas ni calor externo. Es artesanal, íntimo y cargado de historia. Y hoy, desde cualquier rincón del mundo, podés aprender a hacerlo.
🕉️ ¿De dónde viene el charas?
El charas tiene su origen en el subcontinente indio, especialmente en las zonas montañosas del Himalaya (India, Nepal y Pakistán), donde la planta de cannabis crece silvestre desde hace siglos.
Durante generaciones, fue usado con fines rituales, espirituales y medicinales. Aún hoy es parte de prácticas religiosas asociadas al shivaísmo: los sadhus —monjes ascetas— lo fuman en chillums como forma de conexión con lo divino.
En Occidente, el charas se popularizó con los movimientos contraculturales de los años 60 y 70, y actualmente tiene un lugar especial dentro de la cultura cannábica global.
🌱 ¿Qué lo diferencia del hachís?
Ambos son concentrados de resina, pero:
- Charas: se hace a partir de flores frescas vivas, frotadas a mano.
- Hachís (o hash): se elabora con material seco y curado, utilizando tamices, calor o presión.
El resultado también cambia: el charas suele tener un aroma más floral, suave y fresco, y un color más oscuro y aceitoso.
✋ ¿Cómo se elabora el charas?
Es un proceso simple, pero requiere paciencia y delicadeza.
🛠️ Material necesario:
- Plantas de cannabis en floración avanzada (pero no secas)
- Manos limpias
- Tiempo y tranquilidad
🔥 Paso a paso:
- Seleccioná una rama con cogollos frescos, idealmente de una planta sana y resinosa.
- Frotá suavemente las flores entre tus palmas, con movimientos circulares lentos y constantes.
- A medida que pasa el tiempo (entre 20 y 40 minutos), la resina se va adhiriendo a tus manos, formando una capa pegajosa.
- Cuando se haya acumulado suficiente, raspá con cuidado con tus dedos y formá una bolita o cilindro: eso es tu charas.
- Conservá en un frasco opaco y cerrado. No necesita curado, pero mejora con unos días de reposo.
👉 Tip: usá guantes de látex si no querés mancharte demasiado, pero los puristas dicen que el verdadero charas “se hace piel a piel”.
💨 ¿Cómo se consume?
Tradicionalmente se fuma en chillums (pipas de arcilla o piedra). Pero también se puede usar en porros, pipas, vaporizadores o mezclado con tabaco o flores secas.
Los efectos suelen ser más suaves, envolventes y duraderos que los de las flores. Ideal para momentos de introspección, meditación o relajación profunda.
⚠️ Consideraciones importantes
- No todas las variedades funcionan igual. Las índicas resinosas son ideales.
- No uses plantas en floración temprana: cuanto más maduras, más resina.
- El rendimiento es bajo: de 20 a 30 g de flores, podés sacar 1 a 2 g de charas.
- Siempre hacelo con respeto por la planta y en contextos legales o personales seguros.
🌳 Hacer charas es más que una técnica: es un ritual. Una forma de conectar con la planta de manera directa, artesanal y profunda.
En un mundo que busca atajos, el charas nos recuerda que el tiempo, el contacto y la paciencia también son parte del viaje cannábico.