El cannabis medicinal despierta mucho interés en pacientes oncológicos, pero ¿qué dice realmente la ciencia sobre su uso contra el cáncer? En esta nota, desarmamos mitos, repasamos evidencia y hablamos del lugar que ocupa (y puede ocupar) el cannabis en este terreno tan delicado.
El cáncer es una palabra que sacude, una enfermedad que impacta a millones de personas cada año. En ese contexto, el cannabis medicinal ha ganado protagonismo como una alternativa o complemento en el tratamiento de algunos de sus efectos. Sin embargo, es importante diferenciar la información real de las falsas esperanzas.
¿Qué se sabe con evidencia? ¿Qué usos están aprobados? ¿Y qué queda aún por investigar?
🔬 ¿El cannabis cura el cáncer?
No hay evidencia científica concluyente que pruebe que el cannabis cure el cáncer. Este punto es clave. Si bien algunos estudios in vitro y en animales mostraron que ciertos cannabinoides pueden inhibir el crecimiento de células cancerígenas, estos resultados no se han replicado en humanos de forma clínica ni controlada.
La ciencia es cauta: se estudia el potencial antitumoral del THC, el CBD y otros compuestos, pero aún no se puede afirmar nada con seguridad en términos terapéuticos para eliminar el cáncer.
🤒 Para qué sí se usa: manejo de síntomas y efectos secundarios
Lo que sí está respaldado es el uso del cannabis como herramienta para mejorar la calidad de vida de pacientes oncológicos. Está especialmente indicado para:
- Controlar las náuseas y vómitos inducidos por la quimioterapia.
- Estimular el apetito en personas con pérdida de peso o caquexia.
- Reducir el dolor crónico o neuropático cuando no responden bien a los opioides.
- Mejorar el sueño y reducir la ansiedad, efectos secundarios frecuentes en tratamientos prolongados.
Estos usos, en muchos países, ya están aprobados dentro de marcos legales médicos, y su aplicación puede ser tanto con preparados farmacéuticos como con derivados artesanales controlados.
🧠 THC vs. CBD: ¿cuál es más efectivo?
Ambos cannabinoides tienen funciones distintas y pueden complementarse:
- El THC tiene fuerte acción analgésica, antiemética y estimulante del apetito.
- El CBD tiene propiedades ansiolíticas, antiinflamatorias y ayuda a moderar los efectos del THC, haciendo que la experiencia sea más tolerable.
En algunos casos, la combinación de ambos ofrece mejores resultados que el uso aislado de uno solo, lo que se conoce como el “efecto séquito”.
⚠️ Lo que no debe hacerse
- Reemplazar tratamientos oncológicos convencionales por cannabis sin supervisión médica.
- Automedicarse sin conocer dosis, interacciones ni tipo de aceite.
- Confiar en “curas milagrosas” que circulan en redes sociales o en testimonios no verificados.
El cannabis puede ser un gran complemento, pero siempre dentro de una estrategia médica seria y personalizada.
📚 Casos y testimonios
Cada vez más pacientes comparten cómo el cannabis les permitió llevar mejor el día a día durante el tratamiento. Muchos relatan menos vómitos, mayor descanso y un alivio del dolor que antes no conseguían.
Sin embargo, cada organismo responde distinto. Por eso, el seguimiento médico es esencial, incluso cuando se trata de productos naturales o vegetales 🌳.
⚖️ ¿Cómo está regulado en Argentina?
En Argentina, el cannabis medicinal está regulado por la Ley 27.350, que permite su uso bajo prescripción médica y a través del Reprocann (Registro del Programa de Cannabis). Esto incluye pacientes oncológicos que buscan mejorar su calidad de vida.
Además, se fomenta la investigación científica nacional para profundizar en sus potenciales usos terapéuticos, incluidos los relacionados con el cáncer.