El cannabis es conocido por provocar el famoso «bajón», pero detrás de ese efecto hay un mecanismo complejo que puede ser muy útil en tratamientos médicos. En esta nota te contamos cómo puede ayudar a estimular el apetito y cuándo está indicado. 🌳
El aumento del apetito es uno de los efectos más conocidos del cannabis. Lo que en contextos recreativos se conoce como «el bajón», en el mundo de la medicina puede ser una herramienta poderosa para personas que necesitan recuperar peso, fuerza y ganas de comer.
Quienes atraviesan tratamientos oncológicos, VIH, trastornos alimentarios o enfermedades crónicas que afectan el sistema digestivo, muchas veces pierden el deseo de comer o la capacidad de disfrutar la comida. En esos casos, el cannabis puede marcar una diferencia.
🧠 ¿Cómo funciona el cannabis sobre el apetito?
El principal responsable es el THC, que se une a los receptores CB1 del sistema endocannabinoide, presentes en el sistema nervioso central y en áreas del cerebro que regulan el apetito, el olfato y la percepción del placer.
Esa activación:
- Estimula el hambre, incluso cuando no había ganas de comer
- Potencia el sabor y aroma de los alimentos
- Reduce náuseas, lo que permite comer sin malestar
- Aumenta la liberación de dopamina, haciendo que comer vuelva a ser placentero
🩺 ¿En qué casos se usa para mejorar el apetito?
El cannabis puede ser útil en tratamientos para:
- Cáncer (durante quimioterapia o radioterapia)
- VIH/SIDA (síndrome de caquexia)
- Trastornos alimentarios (como anorexia nerviosa, en contextos controlados)
- Enfermedades digestivas (Crohn, colitis ulcerosa)
- Personas mayores con pérdida de apetito crónica
- Condiciones neurodegenerativas (como ELA, Alzheimer, Parkinson)
🌿 ¿Qué formato es más recomendable?
Depende del caso y del efecto buscado:
- Aceites con THC: permiten dosificar con precisión y tienen efecto prolongado.
- Flores vaporizadas: efecto rápido, ideal para antes de las comidas.
- Comestibles: más intensos y duraderos, pero requieren tolerancia previa.
- Té de cannabis: suave y útil como estímulo digestivo, aunque con menor potencia.
💡 Siempre empezar con dosis bajas, sobre todo si se busca evitar efectos psicoactivos intensos.
💬 Experiencias reales
Sofía, 33 años, paciente oncológica:
“Durante la quimio no podía ni mirar la comida. Con unas gotas de aceite, no solo volví a comer… ¡volví a tener ganas de cocinar!”
Ernesto, 64 años, con EPOC:
“Había bajado mucho de peso y no tenía hambre. Con el vaporizador antes de almorzar, me abrió el apetito como hacía años no pasaba.”
Julia, mamá de una joven con TCA (trastorno de la conducta alimentaria):
“Fue un proceso lento y acompañado, pero el cannabis nos ayudó a que mi hija pudiera sentarse a la mesa sin ansiedad ni rechazo.”
⚠️ Consideraciones médicas y legales
- El uso debe estar indicado por un profesional de la salud, sobre todo en pacientes oncológicos, pediátricos o con trastornos alimentarios.
- No es un reemplazo de otros tratamientos, sino una herramienta complementaria.
- En Argentina, se puede acceder legalmente mediante el REPROCANN, con receta médica.
- Es importante usar productos confiables y dosificables, con análisis de laboratorio.
🌳 Comer es más que nutrirse
Es placer, es recuperación, es energía vital. Y cuando el cuerpo o la mente bloquean ese proceso, el cannabis puede ser una llave que abre una puerta cerrada. Siempre con respeto, cuidado y acompañamiento.
Porque también se trata de volver a disfrutar, de recuperar el deseo, de habitar el cuerpo con menos dolor y más ganas 🌿