Aunque muchas veces se las presenta como mundos opuestos, la marihuana recreativa y la medicinal comparten más de lo que parece. En esta nota, exploramos sus diferencias reales y puntos en común.
Una de las primeras divisiones que suele hacerse al hablar de cannabis es entre uso medicinal y uso recreativo. A veces incluso se los trata como si fueran cosas completamente diferentes, con usuarios, intenciones y marcos legales totalmente separados. Pero ¿es realmente así?
La realidad es que la planta es la misma, y lo que cambia es el contexto, la intención y la forma en que se la usa. Entender estas diferencias (y similitudes) es clave para desarmar prejuicios, hablar con claridad y, sobre todo, tomar decisiones informadas.
🌱 ¿Qué es el uso medicinal del cannabis?
El uso medicinal del cannabis se refiere a la utilización de sus componentes (como el THC, el CBD y otros cannabinoides) con fines terapéuticos. Esto incluye desde aliviar dolores crónicos, hasta tratar enfermedades como:
- Epilepsia refractaria
- Esclerosis múltiple
- Cáncer (para mitigar náuseas, vómitos y dolor)
- Trastornos del sueño
- Ansiedad o depresión
- Enfermedades inflamatorias
Este uso suele estar regulado por la medicina, con seguimiento profesional, recetas, y productos estandarizados en cuanto a dosis y composición.
En Argentina, por ejemplo, existe un marco legal para el cannabis medicinal, con inscripciones en el Reprocann que habilitan el cultivo, transporte y tenencia para pacientes y sus acompañantes.
🔥 ¿Y el uso recreativo?
El uso recreativo se refiere al consumo de cannabis para disfrutar sus efectos psicoactivos, sin una finalidad médica directa. Muchas personas lo utilizan como forma de relax, inspiración creativa, sociabilización o disfrute sensorial.
Este uso, aunque no está pensado para “curar” nada, puede tener efectos positivos indirectos en la salud mental o el bienestar general. Por ejemplo: disminuir el estrés, ayudar a dormir mejor o simplemente sentirse más conectado con el presente.
En muchos países (y en varias provincias argentinas, en la práctica), el uso recreativo se encuentra en un “gris legal”, aunque en otros ya se encuentra regulado y legalizado, como en Uruguay, Canadá o algunas partes de Estados Unidos.
🔄 ¿Qué tienen en común?
Más de lo que se cree. Tanto el uso medicinal como el recreativo dependen de los mismos compuestos, provienen de la misma planta y afectan al mismo sistema biológico: el sistema endocannabinoide.
Incluso en muchos casos, una misma persona puede usar cannabis para ambos fines. Por ejemplo, alguien que fuma para relajarse y también para calmar un dolor muscular. O alguien que comienza por un uso lúdico y descubre beneficios terapéuticos que no esperaba.
La diferencia más clara está en la intención del uso y en el marco en el que se accede al producto: si es con seguimiento médico o no, si está regulado o no, si se busca un alivio concreto o un estado emocional.
⚖️ ¿Cuál es más legítimo?
Ambos lo son. El problema está en que la ilegalidad histórica del cannabis generó muchos mitos, y durante mucho tiempo se deslegitimó a quienes lo usaban sin una “excusa médica”.
Hoy, el avance científico y la apertura social están ayudando a entender que el bienestar puede tomar muchas formas, y que no hay una única manera “correcta” de relacionarse con esta planta.
🌳 En definitiva, no hace falta elegir bando. Lo importante es consumir con información, responsabilidad y respeto, tanto hacia uno mismo como hacia el entorno.